La diferencia sexual


"Para intentar controlar el peligro de que también las relaciones entre los sexos se conviertan en relaciones de contraposición dialéctica, los gobiernos democráticos han puesto en circulación gran cantidad de planes y de políticas de igualdad. Temen que la lucha entre los sexos acabe destruyendo los  fundamentos de nuestra civilización; y, para conjurar este temor, intentan mantener en equilibrio las relaciones entre los sexos, volviéndonos a mujeres y hombres lo más iguales posible.
Lo temen con razón; pero lo intentan sin éxito, porque la diferencia de los sexos persiste: el cuerpo, ha escrito María Zambrano, <<se obstina en ser>>. Porque -añado yo- la diferencia de ser mujer y la diferencia de ser hombre son constitutivas del cuerpo humano en su libertad de ser.
 Ponerse en una fiesta o en una clase los niños con los niños es una forma de reconocer la importancia de la diferencia de ser hombre, defendiéndola, no de las niñas sino de las políticas de igualdad.

Porque las relaciones entre los sexos no son relaciones de contraposición dialéctica. A un hombre, lo que le falta no es ser mujer; ni a una mujer, lo que le falta es ser hombre. La mujer es un entero y el hombre es un entero, ella y él con su infinito propio, como comprueba cada madre al mirarla o al mirarle en el momento de su nacimiento.

Por eso, la mujer no es, en cuanto tal, enemiga del hombre ni el hombre es, en cuanto tal, enemigo de la mujer mas que cuando se cree que todas las relaciones que entablamos la gente son relaciones de contraposición dialéctica. Entonces, sí, el conflicto entre los sexos se produce y, a veces, estalla, como vemos hoy día en muchos sitios y como muestra la violencia contra las mujeres".

María-Milagros Rivera Garretas. Las relaciones de semejanza, en "Mujeres en relación: feminismo 1970-2000". Icaria.

Comentarios

  1. Gracias por traer esta reflexión a tu blog, creo que si no tenemos en cuenta esta verdad de perogrullo se nos va el norte y también la vida. Un beso.

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