Eva Cabo



desmantelar

para empezar de nuevo
y tejer miradas de bambú
o cuerpos de arróz
que mantengan a flote los océanos.





la espiral, que me domina

1.

ardió la ciudad
con todos esos huracanes
que poblaron la noche de cansancio
y amapolas, de fuegos artificiales
que vibraron cuando aplaudí
rompiendo con silencio mi bombilla

¿alguien entiende lo que quiero decir
sin necesidad de explicar la imagen?

porque la imagen es un actor secundario
que llega tarde,
una canción de la que solo sabes el estribillo,
es el final del verano cuando quieres que siempre
sea principio,
es la primera cereza que explota en tu boca,
el trago de cerveza que te dice que ya no quiere
beber más de ti,
es la calma de la ciudad que no se olvida nunca de quién eres,
de la historia dolorosa de las piedras que no pueden volar
y sin embargo
sueñan
que hay una ciudad que se eleva
por la cima de las nubes
que piensa con pies y raíces,

no saben, la dos,
que siempre hay alguien que se queda
a pesar de ellas,

que siempre hay alguien que vuela
a pesar de ellas,

y que siempre,
y digo siempre,

volvemos,

yo vuelvo
porque aquí la espiral es un azote en el ojo que mira
relámpago de las mareas de un océano
que nos desborda el corazón afásico
que no encuentra la palabra justa para nombrarse

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