Empezar a preguntarse, tomar conciencia

ilustración de La ciudad de las damas.

"Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra bien en escritos y tratados. No es que sea cosa de un hombre o dos,..., sino que no hay texto que esté exento de misoginia. ... Volviendo sobre todas esas en mi mente, yo, que he nacido mujer, me puse a examinar mi carácter y mi conducta y también la de otras muchas mujeres que he tenido ocasión  de frecuentar..., que tuvieron a bien confiarme sus pensamientos más íntimos. Me propuse decidir, en conciencia, si el testimonio reunido por tantos varones ilustres podría estar equivocado. ... no podía entender ni admitir como bien fundando el juicio de los hombres sobre la naturaleza y conducta de las mujeres. Al mismo tiempo, sin embargo, yo me empeñaba en acusarlas porque pensaba que sería muy improbable que tantos hombres preclaros, tantos doctores de tan hondo entendimiento y universal clarividencia ... hayan podido discurrir de modo tan tajante.. que era imposible encontrar un texto ... sin toparme antes de llegar al final con algún párrafo o capítulo que acusara o despreciara a las mujeres.... Así, había llegado a fiarme más del juicio ajeno que de lo que sentía y sabía en mi ser de mujer."


Cristina de Pizán. La Ciudad de las Damas. 1405. Pp. 64-65.
Ediciones Siruela, 2000, Madrid.

Comentarios

  1. ¡Qué maravilla recordar estos legados que nos colocan en el camino! Besos.

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